domingo, 26 de octubre de 2008

Soñar no es gratis. ¡Cuesta 2400 euros!

Sí, sí, que nadie se lleve a engaño. Soñar no es gratis (siempre se ha dicho pero creo que no se ha pensado realmente en profundidad). Todos los sueños nos piden pagar un precio. En ocasiones ese precio es un dinero que no tenemos. Otras veces el precio es despertar y sentir que una nube de humo cubre el cerebro y se desvanece para siempre ese sueño. Uno puede estar soñando toda su vida con algo, por ejemplo con hacer un viaje, pero si nunca se propone llevarlo a cabo, ¿en qué queda ese sueño? En una frustración que hace que se gaste euros y más euros en una terapia para superar ese trauma que le causó el no poder hacer realidad su sueño.
Lo que quiero decir es que si no vamos a intentar hacer realidad nuestros sueños, ¿para qué nos molestamos en imaginarlos? ¿Para qué nos vamos a engañar a nosotros mismos diciéndonos: mira, algún día podrás hacer este viaje tan maravilloso a las antipodas y además te lo vas a pagar con una pequeña parte de la lotería que te va a tocar y que te va a permitir prejubilarte 30 años antes de la edad de jubilación (oye, ya que se sueña, pues a lo grande...), si en el fondo sabemos que nunca podremos hacerlo? ¿No es eso peor que no soñar? Y sin embargo, no soñar... es duro no soñar con algo, ¿verdad? No tener una ilusión, algo a lo que agarrarse para seguir con el día a día y hacerlo más llevadero pensando: bueno, algún día llegará mi sueño.
Desde siempre tuve el sueño de ser madre, y ahora lo soy. No me sale gratis, me he gastado mucho en la leche de fórmula, en los pañales y en la toallitas, en la ropa, en fisioterapia (ya nos hemos hecho amigos), en paracetamoles e ibuprofenos, en los potitos, en los vídeos de pocoyó y los teletubbies (eso fue antes de descubrir el potencial del youtube...), vamos que de gratis ná de ná.
Tuve el sueño de ser profesora, y aunque me pagan por ello, tampoco me sale gratis del todo, en primer lugar me gasté ni se sabe la de euros en sobres y sellos para mandar las cartas, tengo que pagar el gasoil del coche, los bolis, la ropa con la que voy (no me gusta ir en pijama, no sé por qué me da por acurrucarme en una silla y echar una cabezadita, y eso da muy mala imagen a los alumnos, sospecho que me perderían el respeto).
Tengo el sueño de que todos los hombres y mujeres lleguen a vivir libres y ... estooo, creo que esto ya lo dijo alguien, no?
Y ahora estoy próxima, o eso espero, de cumplir otro de mis sueños de hace muchos años. Os lo presento en formato fotográfico: la Honda PS 125i


Preciosa, ¿eh? Después de varios e imprecisos en número meses de ahorro, al fin, seré motera y empezaré por esta belleza birruedil que ya he visto en la tienda y que tiene todas las prestaciones que busco en una moto: un par de ruedas, un manillar y un asiento. ¡Y además, se mueve! ¿No es estupendo? Lo malo, como sucede en todos los sueños, es que no es gratis. Lo bueno, que por muchos amaneceres que lleguen, me despertaré cada mañana, y la moto no se habrá esfumado al abrir los ojos, no. Estará esperándome en la calle.

1 comentario:

Zinquirilla dijo...

Entrar en un blog personal puede ser el equivalente a abrir un diario, pues aunque tengamos el permiso de la autora, no deja de ser una intromisión en sus pensamientos y sentimientos.

Entré por el sugestivo título yme ha gustado leer lo que piensas. Tu opinión de los sueños es contracorriente, hoy día casi se nos empuja a soñar (el cine, la fama, etc).

Lo que no quita que se disfruten de los que se hacen realidad.

Un saludo.