miércoles, 26 de septiembre de 2012

Regreso

Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada. Y han pasado muchas cosas. Me gustaría volver a escribir acerca de esas pequeñas cosas que me suceden. Estoy en un momento en que seguramente lo voy a necesitar. Pero poco a poco, despacio, "a fuego lento". No quiero atropellarme con las palabras, hay tantos temas que llevo en la cabeza, primero necesito ordenarlos. Bueno, creo que volver a escribir en este blog me ayudará a ordenar. Espérame, que te iré contando...

martes, 20 de abril de 2010

Primavera II

Había llegado la primavera pero Violeta no la reconocía. Aún podía sentir el viento frío y húmedo golpeando su rostro cuando se asomaba a su ventana para ver el mismo paisaje de todos los días. Antenas, ventanas, si acaso algún pájaro volando... y siempre el mismo cielo gris. Había llegado la primavera hacía ya un mes. ¿No se suponía que era la estación de la vida? ¿La estación en la que al fin se vencía al estéril frío y se daba paso a un resurgir de la naturaleza, con toda su fuerza vital? Entonces, ¿por qué sentía que en su interior seguía siendo invierno? Había llegado la primavera pero, cuando miraba por su ventana, no conseguía descubrirla. Ya no soportaba aquel viento helado. Le estaba empezando a asfixiar. No entendía por qué día tras día esa sombra iba creciendo en au interior, esa angustia sin nombre, esa negra sombra. Quería desaparecer por un tiempo, aislarse del mundo, escaparse... Desde aquel invierno, Violeta notaba cómo los espacios a su alrededor se iban estrechando. O tal vez era una cuestión de que el tiempo se iba acelerando. Quién sabe. Al fin y al cabo, ¿no están espacio y tiempo estrechamente relacionados? En cualquier caso, parecía que la primavera, aunque llegara sin que Violeta lo notase, le había escuchado: al fin Violeta podría aislarse y desaparecer... Y comenzó a construir un lugar nuevo para ella. Comprendió que para no sentir ese frío que tanto aborrecía, debía alejarse de la ventana. Y eso fue lo primero que hizo. Después se apropió de unos cojines blandos, cálidos y amplios en los que poder recostarse, una manta para taparse y un libro. El olor y el tacto de las hojas le harían bien, se dijo. Pero seguía entrando frío y cada vez que eso sucedía la sombra volvía a reclamar su lugar. No, tenía que hacer algo más. Colocó unos biombos alrededor de su nuevo rincón, los reforzó con tableros de madera y los ancló al suelo. Ni el viento invernal más fuerte podría tirarlos. Aunque había llegado la primavera, para Violeta seguía siendo invierno. Por último se hizo un techado sobre los biombos con una manta. Y esperó dentro. Poco a poco, los biombos se convirtieron en paredes duras y rígidas. El techo también se endureció. Y Violeta encontró cada vez más silencio en su nuevo rincón. Según pasaban los días la sombra se fue apaciguando y el frío ya no entraba. Era un lugar hermético, cálido y húmedo. Violeta estaba cansada pero sentía una gran paz. Poco a poco se fue recostando sobre sus cojines y muy lentamente cerró sus ojos con una sonrisa. Sí. Ahora sí. Esperaría y volvería a ser una mariposa. Y entonces podría ver y reconocer esa primavera.

Frase

Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de sus vidas, fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma. -Carl Gustav Jung. Una forma de verlo: conócete bien, ama tus demonios, no trates de ocultarlos ni de negarlos. Ama tus demonios, hazte su amigo y, juntos, formaréis un increíble equipo.

martes, 13 de abril de 2010

Dark of the Matinée (Franz Ferdinand)

Hace una semana justo que descubrí este grupo (una buena recomendación, sí...). Desde hace una semana, calculo que habré escuchado esta canción más de ¿doscientas veces? Es increíble, escúchala... y si quieres me cuentas.

lunes, 5 de abril de 2010

¿Escocia?


No es Escocia, aunque así es como me lo imagino muchísimas veces. Este paisaje está a poco más de doscientos kilómetros de Madrid, y está en Soria. Como tantas otras veces, vuelvo a Soria y siempre tiene algún regalo para mis ojos y para el espíritu.

Ese será mi regalo si me sale bien lo de las oposiciones: el viaje a Escocia que llevo tantos años queriendo hacer.

lunes, 22 de marzo de 2010

Primavera

Una de las cosas buenas de la primavera es que puedes tener los ojos rojos y la nariz moqueante, y decir que es por la alergia... La gente te cree y no pregunta más.

La soledad del opositor

Lo duro de preparar la oposición no es la cantidad de horas que le tienes que dedicar. Al fin y al cabo, si la materia que estudias te gusta, no lo consideras como un sacrificio, sino como una oportunidad de profundizar en ciertos temas, o de aprender más. Si te gusta estudiar, la oportunidad de preparar una oposición de lo que te gusta es un lujo.
Pero, aunque tengas que dedicarle doce horas al día, eso no es lo duro. No. Lo duro es la soledad que se siente. Con la mejor de las intenciones, las personas que te rodean te hacen ver que no quieren molestarte, ni distraerte de los estudios, ni quitarte tiempo, es comprensible, andas muy liada y no puedes quedar de momento. ¡Pero por favor, si estoy deseando que me molestes, que me llames! Es duro sentir ataques de melancolía y de soledad.

miércoles, 17 de marzo de 2010

In your room (Depeche Mode)

I'm hanging on your words
living on your breath
feeling with your skin
will I always be here?
(me cuelgo de tus palabras
vivo con tu aliento
siento con tu piel...
¿estaré siempre aquí?)

Es difícil describir una canción que transmite tanto dramatismo. Sólo puedo invitarte a que la escuches, y la sientas, como la he sentido yo.

lunes, 15 de marzo de 2010

Empatía

Hoy terminé mi jornada de estudio con una sensación de pena. No porque se me haya dado mal, o no haya conseguido memorizar los temas. Ha sido una cuestión de empatía.
Cuando pasas tanto tiempo, tantas horas en el mismo edificio, compartiendo sala, mesa, estudios.... al final se desarrolla un sentimiento de empatía hacia los demás, digamos que se le coge cariño a las personas con las que compartes esa jornada. ¿No te pasa también a tí? Y hoy, una de esas personas con las que comparto la jornada, el estudio, algún que otro descanso... ha tenido una mala tarde. Me da mucha pena ver que alguien lo pasa mal, más aún cuando ese alguien se va convirtiendo poco a poco en una persona más cercana, en un compañero de estudio.
Es curioso, cómo determinadas circunstancias pueden acercar a unos desconocidos que de otra manera tal vez no se habrían acercado. Me recuerda en cierto modo a lo que viví en el camino de Santiago. Hay personas, en especial aquellas que peregrinan solas, que se acercan y se abren, en un par de horas te han resumido su vida, sus sueños y sus esperanzas. En un par de horas, que es el único tiempo que comparten contigo, y probablemente el último, se desarrolla también un sentimiento de empatía muy fuerte. Y digo que esto me parece curioso por la idea de que estás intimando con una persona a la que muy difícilmente volverás a ver. Es como una "inversión a fondo perdido". Pero a la vez, esa es una de las experiencias más bellas del viaje, la manera como te abres a los desconocidos. Sin prejuicios. Sin esperar nada más. Solo por empatía. ¿Acaso no es una de las relaciones más puras que se pueden tener con alguien?

jueves, 4 de marzo de 2010

Escalera hacia el cielo

Siguiendo con la música, hoy me he reecontrado con una maravilla que tiene ya treinta y nueve años... y le sientan fenomenal. Se trata del "Stairway to Heaven", de Led Zeppelin. Hacía muchos años que no escuchaba esta canción, hoy me la he traído a casa desde la biblioteca, y la llevo repitiendo una y otra vez, una y otra vez.
"Yes there are two paths you can go by,
but in the long run,
there's still time to change the road you're on"
Sí, hay dos caminos por los que se puede ir, sabiendo que a la larga, todavía hay tiempo de cambiar de sendero.
¿Oyes la llamada? ¿Sientes cómo sopla el viento? ¿No ves que la escalera que buscas se halla en el viento susurrante?

miércoles, 24 de febrero de 2010

Pink Floyd

Una de las cosas buenas de volver a ser estudiante es que el horario es mucho más flexible. Evidentemente, tengo que dedicarle muchas horas al estudio, del orden de diez al día, pero no deja de ser más flexible que cuando estaba trabajando. A pesar del esfuerzo y de las horas, no me siento demasiado cansada. Parece incluso que estoy mejor físicamente que hace un año. Creo que es el poder organizarme a mi manera lo que me hace estar más relajada. Y además, puedo dedicar más tiempo a escuchar música, que hace muchísima compañía durante las largas jornadas de estudio. Esto me está llevando a redescubrir un montón de música que hacía años que no escuchaba. La última reincorporación ha sido la de Pink Floyd, comenzando por Wish you were here y siguiendo con Dark Side of the Moon (obligatorio escucharlo, eh?) y The Division Bell. Qué puedo decir, que es una suerte que pueda estudiar con su música. Lo malo es que el día del examen no puedo! Te recomiendo, si tienes la ocasión, que escuches algún disco de Pink Floyd, desde el principio hasta el final, todo seguido, y si puede ser un par de veces seguidas, mejor. Ya me contarás.

domingo, 21 de febrero de 2010

Wish you were here

Cómo me gustaría que estuvieras aquí...
Tan sólo somos dos almas perdidas, nadando en una pecera, año tras año.
Corriendo por los mismos campos de siempre.
¿Y qué hemos encontrado? Los mismos miedos de siempre...
Ojalá estuvieras aquí...


lunes, 15 de febrero de 2010

nieve, libro, nombres...

Lo que hace que un día sea especial no es sólo el número, o el mes. Es ese conjunto de pequeñas cosas, pequeños detalles que se van sucediendo durante las horas del día, que al final hacen que haya sido en conjunto muy especial.
Nieve que empieza a caer, que moja poquito pero no importa, es la primera nieve del día.
Descubrir un mensaje entre los libros, una reflexión, un viaje a una isla lejana, cualquier cosa es posible desde detrás de la fría ventana que contempla la nieve cayendo.
Número impar, capicúa, doble perfección... bienvenido.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Los días de nuestras vidas....

Hay canciones que nunca pierden su magia, como esta bellísima obra de arte en poco más de cuatro minutos. No sé ya cuántas veces la habré escuchado, pero sigue teniendo el mismo efecto. Me deja vacía de palabras, pero llena de emociones.

martes, 12 de enero de 2010

El temporal y las muchas tonalidades del gris.

Llevamos un invierno que la noticia del día es, casi siempre, el temporal. Hacía mucho que no teníamos un invierno así en Madrid, con tantos días de nieve. Una conversación trivial acerca del tiempo me ha llevado a otra reflexión... En realidad a más de una, pero están relacionadas. Una es la absurda relación que está habiendo entre ideología política (lo de ideología lo debería haber puesto entre comillas) y fenómenos climatológicos y otra es la tendencia que tenemos en este país de etiquetar a todos y además, con dos únicas etiquetas posibles. Bueno, afortunadamente no es algo generalizado, pero sí frecuente. Allá voy.

Mucho se ha oído últimamente sobre el cambio climático. Y se ha hablado también mucho. Con conocimiento y sin conocimiento. Como suele suceder en muchos temas de ámbito científico, se dicen unas cosas.... (me viene a la memoria unos "titulares" alertando sobre el "peligro" de poner en marcha el colisionador de hadrones del cern, no fuera a ser que, como van a estudiar el origen del universo a ver si vamos a crear agujeros negros dentro de la Tierra... vamos, es que ni me molesto en comentarlo). Me hace gracia ver a los políticos hablar de ciencia. Y a la vez me entristece enormemente y me enerva ver cómo utilizan la ciencia para tirarse los trastos unos a otros. Este del calentamiento global es uno de los ejemplos más claros que tenemos ahora. Parece ser, puesto que vivimos en el país de las etiquetas y del blanco o negro, que si comentas que a ver si no va a ser cierto que la temperatura media del planeta sube cada vez más, ya eres de ese partido político, y al contrario, si dices que no se ha demostrado que haya tal aumento, ya eres de ese otro partido político. Y todavía he llegado a ver/oír comentarios del tipo "Fulanito está a favor/en contra del cambio climático". ¿Pero es que alguien puede estar a favor o en contra de cualquier hecho científico? Señores, habrá que dejar a los climatólogos que estudien la influencia humana en los últimos x años y que los resultados de sus investigaciones sean los que hablen, no el interés político de unas personas que ni saben del tema y, lo que es peor, no les interesa (al menos no la parte científica). Vamos, es como si ahora hacemos un debate para ver quién está a favor de que cuando soltamos un objeto éste caiga al suelo. Absurdo, ¿verdad?
Por otro lado, ¿por qué esa tendencia a colgar etiquetas? Será por una necesidad de posicionarse. Pero lo triste y lo que cierra enormemente el abanico de posibilidades es que parece que, para la inmensa mayoría, solo hay dos opciones de posicionamiento. Y, lo que es peor, eso condiciona muchos otros aspectos: desde los medios de comunicación que debes leer/oír hasta la ropa que vistes o los sitios de ocio a los que acudes. ¡Qué pobreza, qué limitación, qué falta de palabras tengo ahora mismo para describirlo! Sinceramente, creo que nos estamos perdiendo mucho al permitir esas etiquetas con condiciones. Yo personalmente no me etiqueto ni me quiero posicionar de esa manera. Prefiero quedarme con cosas buenas (o menos malas) de cada una de las distintas opciones. Ojalá pronto la gente se de cuenta de que tal vez pueda haber muchas tonalidades de gris.

martes, 29 de diciembre de 2009

Y tú, ¿cómo eres?

Es curiosa la naturaleza humana... y se supone que somos animales "sociales".
Tengo una cuenta en una red social, de esas en las que puedes buscar a tus amigos y saber de ellos, lo cual está bastante bien porque ha hecho que haya recuperado el contacto con antiguos amigos del colegio y de la facultad. Como es una red muy lista, te sugiere nombres para que los agregues a tus amigos. La mayoría son amigos de amigos, algunos ni los conoces, otros te suenan, otros te los sugieren con la excusa de que estudiaron en la misma universidad que tú (como otros tantos cientos de miles de personas, claro). Hay personas de las sugeridas que te alegras de que estén por ahí y en seguida le das al clic para "solicitar su amistad" (creo sinceramente que lo deberían llamar de otra manera). Sin embargo, hay personas que están ahí, que sabes que las conoces, y sin embargo, no das al clic inmediatamente y los días pasan.
Las razones para esto... quién sabe. La verdad, no lo entiendo del todo. Y a mí me pasa. Tampoco me entiendo muy bien a mí. ¿Por qué alguien no querría conocer a otra persona? ¿Tan sobrados estamos de todo que nos da igual lo que pueda pensar otra persona, lo que nos pueda decir, cómo nos puede sorprender? ¿Es que acaso conocer a las personas, y quiero decir conocer de verdad, no es igual de importante que tratar de entender el mundo en el que vivimos? Toda mi vida he deseado conocer cómo es este planeta, de qué está formado, cómo funciona, qué leyes físicas sigue la naturaleza, cómo son los átomos de los que estamos hechos todos, qué hay dentro de una estrella.... Y resulta que no me doy cuenta de que, igual de importante es conocer a las personas.
Tal vez haya sido una consecuencia de mi condición de bicho raro, al haberme "aislado" en la física y en las matemáticas, que haya dedicado poco tiempo a la "vida social". Sin embargo, lo que yo entiendo por "conocer" a las personas no es lo que suele estar asociado a "vida social", que es lo de salir de marcha, etc, etc. A mí eso no se me da muy bien. Echo de menos poder sentarme tranquilamente con otra persona y hablar, de lo humano y lo divino, de cosas que me interesan y de cosas que le interesan a la otra persona, arreglar el mundo como dicen por ahí, que me hable de lo que le ha impresionado de ese libro que acaba de terminar y de lo que le hace sentir esa canción que acaba de escuchar. Conocer. Conocerme.
Hola, soy Gema. Me gusta leer, aunque en estos momentos solo puedo leer libros de álgebra, cálculo y teoría de números. Me gustan diversos tipos de música. Creo que los discos que más he escuchado en mi vida, probablemente más de mil veces, son los dos Tubular Bells. Actualmente estoy inmersa en la música de The Smiths, que los acabo de descubrir y me pregunto cómo pude estar tanto tiempo sin escucharla. Schubert me parece impresionante. Las puestas de sol y la contemplación de la luna son dos de mis pasatiempos favoritos. La ciencia en general y la física en particular me apasionan.
Y tú, ¿cómo eres?

viernes, 25 de diciembre de 2009

El jamón

Hoy nos hemos juntado la familia en casa de mis padres. Aunque estoy metida de lleno en las funciones, matrices, aplicaciones, etc... y mi rutina cambia muy poco durante las "vacaciones", he de decir que ha sido bastante agradable. Fruto de ello ha surgido una pequeña reflexión que quiero compartir contigo. En realidad no es una reflexión enteramente mía, pero esa semillita que fue a para a mi cabeza hace una semana ha ido creciendo y tomando forma. Y ahora ya la puedo considerar como mía.
Mi hermano ha traído a casa un jamón. No lo hemos abierto, pero conociendo a mis padres creo que no voy a tardar demasiado en catarlo. Mi madre, que para eso es muy madraza y no deja de querer lo mejor para sus hijos, ha hecho el típico comentario de hijo no tenías que haberte molestado, prefiero que te lo quedes tú. Claro, cuando con toda tu ilusión le llevas un regalo a tus padres, ese tipo de respuestas no sientan muy bien. Yo veía el jamón de forma distinta. Y así se lo he explicado a mi madre.
Ese jamón es mucho más que una pata de cerdo curada. Y lo mismo sucede con todos los regalos que se intercambian estas fechas. Incluso con las llamadas de teléfono, los mensajes... Si ese jamón estaba ahí, era porque había alguien que lo había llevado y había alguien para poder recibirlo. Lo bueno es que el jamón esté ahí, porque significa que tanto el portador como el receptor están. Si hubiera faltado uno de ellos, ese jamón no habría tenido ningún sentido y no habría hecho el viaje.
Cuando recibas un regalo, cuando recibas una llamada o un mensaje, piensa en esto: el que te ha hecho el regalo o te ha llamado o te ha mandado un mensaje, todavía está aquí. Y sobre todo, tú estás aquí para recibirlo. Tomando prestada esa idea que aterrizó en esa nube que llevo sobre los hombros, cada Navidad es distinta, no sabemos cuántos de nosotros estaremos en las próximas, así que no perdamos el tiempo con cosas que no sean disfrutar de la compañía de los demás y hacer a los demás disfrutar de la nuestra.
Y si has sido afortunado y te ha tocado un jamón.... ¡disfrútalo!

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Próximo invierno

Me gusta que vaya llegando el invierno. Que al asomarme a la calle por la mañana, cuando aún es de noche, sienta frío en la cara. Pisar las hojas y la tierra húmeda. Es cierto que el invierno en Madrid no es duro, no lo puedo comparar con cómo será en un pueblo de la Sierra. Pero, aún con la bondad del clima, y más siendo este un año ya de por sí cálido, me gusta esta llegada del solsticio. Los días son cortos, pero en el aire algo se prepara. Los árboles se preparan para guardar reposo durante unos meses, el suelo se prepara para recibir la escarcha, y el cielo se prepara para, poco a poco, ir regalándonos más luz. Dentro de pocos días llegaremos a la noche más larga, aquella que nuestros antepasados temían, por la poca vida que podía surgir de la oscuridad, y que a la vez anhelaban que llegara, para empezar un nuevo ciclo de luz, un nuevo ciclo de vida. Siento que me voy apagando, que parece que me falla la energía estos días. Pero la esperanza de la noche más larga, cuando la luz vencerá y volverán a crecer los días, me infunde nuevos ánimos. Es un lento compás de espera. Apenas unos días....

martes, 8 de diciembre de 2009

Infinito.

Mi última "adquisición" en la lista de las razones por las cuales cada vez me atraen más las matemáticas. Infinito. Cantor y sus números transfinitos. Es un concepto tan cotidiano, asociamos el infinito a aquello que es muy grande para medir o aquello que tiene tantos objetos que no los podemos terminar de contar nunca. Uno piensa en el infinito y en seguida mira hacia el cielo estrellado, "eso es el infinito", porque ni siquiera el contador de estrellas pudo terminar su tarea...
Desde hace dos meses, que es cuando empecé a adentrarme un poco más en serio en esto de las matemáticas, he descubierto que el concepto de infinito es mucho más que mirar hacia las estrellas y pensar que el universo no tiene fin. En términos matemáticos un conjunto es infinito si se puede poner en correspondencia biyectiva con un subconjunto suyo propio. Traducido a un lenguaje más coloquial, significaría que un conjunto infinito tiene los mismos elementos que un subconjunto suyo distinto de él mismo. Es decir, cogemos un conjunto infinito, cogemos una parte de ese conjunto (intuitivamente debería tener menos elementos, puesto que nos dejamos una parte sin coger) y ambos tienen la misma cantidad de elementos... Podría parecer una locura, pero se puede demostrar matemáticamente, y eso es lo fascinante de la historia.
Todavía tengo que acabar de madurarlo, pero se está empezando a hacer un hueco en mi cabecita. Pues que sea bienvenido.
Definitivamente, lo que me gusta de las matemáticas es que hacen pensar. Y mucho. Cada semana son nuevos retos, nuevos conceptos, nuevos quebraderos de cabeza. Pero los disfruto enormemente. Sólo espero poder seguir manteniendo esta ilusión hasta el final.

martes, 24 de noviembre de 2009

Niña

Capacidad para jugar, para imaginar, para sorprenderse, completo desconocimiento de lo que significa el qué dirán, inocencia...
¿Por qué alguien querría prescindir de algún elemento de la lista anterior? ¿Por qué, en definitiva, alguien querría olvidar lo que es ser un niño?
Una hermosa reflexión compartida el día anterior me ha llevado a reafirmarme en este hecho tan importante: sigo siendo una niña. Y me gusta. Esto no significa que no tenga responsabilidades, o que no asuma las consecuencias de ser "adulto": tengo que poner la lavadora, pagar los impuestos, ajustar los gastos para poder pagar la hipoteca, llevar a los niños al cole, preparar la cena cada noche... ¿Acaso todo esto está reñido con jugar, con imaginar, con ver la vida como la vería un niño, como la veía antes? "Seguir pensando que hay personas sin maldad".
No queramos crecer tan rápido, que tiempo hay de sobra para los palos de la vida.
Juega. Ríe. Corre. Ríete de tí mismo. Sueña. Imagina. Inventa. VIVE!
Encuentra tu niño.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Y te vengo a buscar

E ti vengo a cercare
con la scusa di doverti parlare
perché mi piace ciò che pensi e che dici
perché in te vedo le mie radici.
(...Y te vengo a buscar
con la excusa de tenerte que hablar
porque me gusta lo que piensas y dices
porque en tí veo mis raíces)
No recordaba la hermosura de esta letra, en parte porque cuando la escuché por primera vez no debía de tener más de doce o trece años, y no presté la suficiente atención a esta maravilla.
Ahora, unos cuantos años después, me reencuentro con esta bella canción. Este párrafo, estas sencillas cuatro líneas, encierran tanto significado, una necesidad de encontrar una persona con la que te sientes a gusto, con la que recuerdes quién eres (...pues necesito tu presencia para entender mejor mi esencia...), de dónde vienes, qué es lo que te ha hecho quien eres ahora.
No creo que se refiera estrictamente a una pareja. Hay otras personas que te pueden hacer sentir lo que transmite esta canción. Un hijo, un amigo de la infancia, un compañero de toda la vida... En general cualquier persona que haga que te encuentres con la esencia de lo que eres, con tu parte más auténtica, la que olvida los qué diran, la que se deja guiar por su corazón y no por las opiniones ajenas, esa que era más espontánea en la niñez, esa que muchas personas olvidan que tenían.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Dónde está la lluvia?

Esta falta de lluvia... todos los días hay un momento en el que parece que se va a cerrar el cielo e inmediatamente va a precipitarse todo el agua sobre nosotros. Pero qué va, es sólo un pequeño mosqueo. Sin ir más lejos, hace dos días estaba estudiando en la biblioteca y, como suele suceder desde hace varias semanas, me había llevado la bici. De pronto noté mucha oscuridad fuera de las ventanas, miré y vi un continuo de nubes gris-azulado como hacía tiempo que no había visto, de ésas que tanto me gustan. Pensé: es inminente, en menos de veinte minutos esto va a ser el diluvio. Recogí rápidamente para volver a casa, no fuera a ser que se me mojara mi querida bici. Ya en casa, no daba crédito. Miraba y miraba por la ventana y, debe ser que miraba en la dirección equivocada, veía nubes blancas y claros. ¿Dónde se habían metido esos preciosos nubarrones? ¿Por qué, lluvia, por qué te haces tanto de rogar? Todos los días tenemos un momento que parece que sí, que se va a decidir, incluso con un poco de voluntad se respira ese frescor que anticipa las buenas lluvias. Pero, aunque pueda resultar paradójico, todo queda en papel mojado. Y un poco más al norte, los embalses desaparecen y sólo queda un pequeño testigo de lo que una vez fue un río.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Hace bastante que no actualizo nada de por estos lares. ¿Qué decir al respecto? Bueno, la conciencia tiene mucho que ver en esto. Desde que empezó la academia mis hábitos han cambiado. Me refiero a mis hábitos de estudio sobre todo. Un día, creo que fue la tercera semana de clase, salí de la academia un poco frustrada, porque todo de lo que nos hablaban me sonaba de haberlo estudiado en la carrera, pero todos esos conocimientos se habían esfumado de mi cabeza con el paso del tiempo. Sabía que en su momento, hace más de diez años, había llegado a comprender esos conceptos, e incluso había podido resolver problemas, lo cual para mí era todo un logro. Sobre todo teniendo en cuenta la paupérrima base matemática con la que aterricé en ese aula 3208, en primero de carrera. Tres años después ya había conseguido aprobar todas las asignaturas de matemáticas de primero. No está mal. Nada mal.
Pues bien, tras ese pequeño golpe a mi intelecto, decidí que tenía que recuperar lo que había perdido. Me propuse muy firmemente empezar la semana (dos días después) yéndome a estudiar a la biblioteca de matemáticas, a empaparme de esa ciencia y esa sabiduría que se me habían escapado. Estuvo bien, porque mi concentración y mi entusiasmo comenzaron a aumentar y poco a poco fui despertando esas neuronas que habían desenmarañado años atrás los misterios del álgebra. Mi humor mejoró, y con él aumentó la confianza en mí misma. Ahora ya me salían las cuentas y podía estudiar unas cinco horas seguidas cada mañana. Claro, pagando un precio...
Lo que he dejado de hacer ahora no me preocupa en absoluto. Antes de septiembre me propuse que iba a (y esta ya iba a ser la definitiva) dejar la casa en perfecto orden, absolutamente limpia, vamos, que iba a estar irreconocible. Sí, al principio la casa estaba bastante ordenada, pero los niños no dejan de ser niños y cumplen su papel a la perfección (¿he comentado la historia de los galos, los irreductibles que trataron de conquistarnos desde la habitación de la entrada?). Pues todo ese orden y toda esa limpieza me quitaban momentos de estudio y, claro, pasadas dos horas de tareas domésticas, la conciencia ya no sabía cómo gritarme que me pusiera a estudiar. Se pasa mal, cuando quieres dedicarte a dos cosas simultáneamente cuando esas dos cosas son tareas incompatibles. (puedes hacer la casa mientras escuchas música o mientras ves la tele, pero no mientras tratas de demostrar un teorema).
Así que ahora estoy volviendo a disfrutar las matemáticas y su estudio, pero cuando llego a casa tengo que sortear las pelusas que me vienen a recibir agitando sus ácaros por doquier y tengo que tener cuidado por dónde piso para no estropear esa camiseta que se ha caído pero que en realidad está recién cogida de la cuerda y aún está esperando para que se le planche, o en su defecto, que se meta en el armario, cuidado no pises ese coche ni esa pieza de construcción, etc, etc.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Horizonte

En ocasiones tengo la sensación de que estás ahí, muy cerca. Parece que ya casi te he encontrado. Pero cuando más cerca parece que estoy vuelves a esconderte en el horizonte. Y me toca empezar de nuevo.
Levantarme cada vez resulta más pesado. Levanto la cabeza, miro hacia el último rincón donde alcanza mi vista, trato de recordar. De repente, un punto brilla al final, justo en el borde donde acaba la tierra. Y se me vuelve a hacer más ligero levantarme y seguir. Sonrio porque presiento que, tal vez, ahora sí te voy a alcanzar.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Ahora que me encuentro con un rato de tiempo libre enteramente para mí, no sé qué escribir.
Todavía no es tarde, aunque hay días que a estas horas ya estoy a punto de meterme en la cama. Pero hoy no. Esa mañana mi jornada de estudio ha sido más que satisfactoria (vamos, que he cumplido con mis objetivos para hoy) y me quería dar un premio de ordenador-internet-cascos-música. Sí, que tampoco van a ser todo los axiomas de Peano de los números naturales, digo yo.
Ahora mismo ya he completado mi revisión de correo y del facebook, del que tengo mis ciertas reservas, no lo oculto... Y me he conectado al youtube para escuchar música. La primera canción que he buscado y que he escuchado ha sido la de viva la vida de coldplay, por aquello del rey que podía tener lo que quería y lo pierde, por buscar una motivación más para mi particular carrera de fondo. Después he buscado música gótica y estoy escuchando una canción de una banda que creo que se llama casket y que por supuesto no ponen ni en kiss ni en m80 ni siquiera en onda melodía, y yo no los conocía.No está mal.
He seguido pinchando en los vídeos sugeridos y la verdad es que hay canciones bastante buenas. Estoy encontrando grupos de los que ni había oído hablar (bueno, eso es fácil...). Hay tanta música por escuchar, como tantos sitios que conocer... ay que me entra la prisa y la angustia por el poco tiempo que hay, por lo rápido que se pasa el tiempo...
Bueno, voy a seguir escuchando música, si hace falta se deja de dormir (más todavía?) y se hace todo lo que no da tiempo de otra manera.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La vuelta al cole (o su ingreso)

Ya estamos en septiembre... ya llegó el mes de.... ¡La vuelta al cole! Dicho sea de paso, también es el mes de la vuelta ciclista... hmmm, ¿coincidencia? (léase con la ceja ligeramente arqueada).
Pues yo también preparo la vueta al cole. Bueno, la mía no, porque como me mandaron al paro... je je... pues no me toca. Pero la de mis nenes sí.
Esta tarde hemos tenido la reunión de padres para indicar las indicaciones indicables para la entrada de los niños de infantil. Bien. Para empezar, los niños tienen un periodo de adaptación de una semana, supuestamente para que no se hagan muchos líos, con esto de que son pequeños y tal... pues qué mejor que ponerles cada día un horario distinto, a saber: el primer día van con la tercera parte de su clase a las diez y media, el segundo día van con la mitad de su clase a las once, el tercer día van otra vez con la mitad de la clase a otra hora y ya el cuarto y quinto días van con todos los niños de su clase durante unas pocas horas, y así ya están adaptados. (aquí hago un paréntesis para poner cara de "pues si ellos dicen que así se adaptan, vale")...
Y después viene la lista del material. La susodicha comienza con "alfombrilla de goma espuma para picar". Un momento, para picar qué? ¿para picarse qué? ¿He entendido bien? ¿no se supone que lo de gomaespuma se lo comen? ¿que es para picar con un punzón? eso me gusta menos...
La lista continúa con una serie de lápices, rotuladores, ceras, vamos, lo típico que un niño puede utilizar, pero con marcas especiales y del tipo "turbo maxi" y cosas así. Pues es lo que yo digo, que esto no se lo puedo comprar en el chino de mi barrio porque no lo tiene y porque si nos lo han dado así y por escrito, a ver quién es el guapo o la guapa que no le lleva a su hijo al cole lo que le piden las profes, no vaya a ser que digan mira este que el padre es más chulo que nadie y me trae al niño con rotuladores corvina (en el mejr de los casos) en vez de los super giotto turbo maxi, que molan más....
AY!!! Menos mal que no tienen que llevar uniforme...

domingo, 7 de junio de 2009

No lo puedo negar, la situación me da un poco de vértigo. Abandonar la seguridad de un trabajo fijo para volver a estudiar tiene su aquel. Bueno, en realidad lo de abandonar no es cierto, sino que me han hecho abandonar. ¿Quieres reducir jornada? No problem, baby, te la reducimos toda todita!! Vaale, que en el fondo me viene bien para mis planes de prepararme las oposiciones, pero no deja de ser una faena que te echen del trabajo, sobre todo cuando esa ha sido la única razón, el hecho de dar más prioridad a mi familia que a la institución.

Durante el próximo año vuelvo a mi vida de estudiante, lo cual no está nada mal. Esa espinita que tenía de probarme a mí misma enfrentándome a una oposición me la voy a quitar. Sé que dentro de unos meses pensaré mucho lo de quién me mandaría a mí pedir reducción de jornada, y esas cosas, y que va a ser bastante duro, pero ¡es que no me queda más remedio! Vamos a aprovechar esta "excedencia pagada" para dar unos paseitos al amanecer antes de estudiar, para ir a la piscina a relajarme después de las tropecientas horas de estudio, eh, bueno, y también habrá que empollar un poco, je je... Seguiremos informando

jueves, 4 de junio de 2009

Tan cerca el final

Hoy ha sido el último jueves con clase (que no quiere decir nada de que vayamos a perder glamour ni na de eso). El miércoles próximo será el último día de clase de todos todos. Ahora que se ve tan cerca el final empiezo a notar la nostalgia como una presencia a la espalda, escondida, esperando el momento para acercarse un poquito más sin que yo me dé cuenta y, cuando esté con la cabeza agachada, saltar a mi nuca y colarse dentro.

Es extraño cuando una parte de tí desea cambiar de situación, de trabajo, de horarios... y otra parte de tí sabe cuánto lo va a echar de menos. Lo sabe y además te lo recuerda.

Me encuentro muy cansada. Hoy es (era) el día con más clases, seis horas de pie, (más el cuidado del comedor, que si cómete todas las judías, que si esa no es manera de pelar una manzana) luchando contra la pereza y la oxidación neuronal de un puñado de adolescentes, luchando a la vez con la parte de mí que da el curso por terminado y quiere empezar ya su nuevo horario, luchando con el bochorno meteorológico que se nos ha presentado hoy, que al final ni tormenta ni ná. Es cierto que tengo la suerte de desconectar muy bien de mi trabajo. El entorno en el que vivo así me lo permite. Los peques también me ayudan. Pero todavía no sé cómo desconectar del cansancio físico, si es que se puede. ¿Se podrá cambiar de piernas, unas para el trabajo y otras para el ocio? ¿Se podrá cambiar de espalda, de cabeza?

Mañana tenemos los actos de clausura del curso en el colegio. No hay clase, no tenemos que hacer más que acompañar a los alumnos en el patio, en el gimnasio, en el comedor... y, si el tiempo no lo remedia, pasar más calor que un pollo asado. Es un día que ya tiene un cierto sabor a vacaciones. Pero, para mí, también va a tener un sabor a despedida, ya que la gente empieza a hacer planes y preparaciones para el próximo curso. Y en mi caso no tiene mucho sentido. Aunque ahora que lo pienso, es mejor seguir como si no fuera a marcharme, como si de verdad fuera a volver en septiembre. Sería un poco estúpido dedicarme este último mes a lamentarme de que ya no voy a volver a explicar esto, ya no voy a volver a hacer esta práctica, ya no voy a... No, creo que este tipo de pensamientos es un poco autodestructivo, es como deshauciarse a uno mismo (que así es como me he sentido a veces últimamente). Malo, malo.

domingo, 19 de abril de 2009

Retomando

Parece mentira cómo pasa el tiempo... No tenía ninguna intención de abandonar el blog, muchas noches me decía a mí misma que tenía que intentar escribir algo, pero todas esas mismas noches ha sido imposible. Desde enero hasta ahora han sido unos meses muy duros físicamente, tuve durante varias semanas, uno o dos días a la semana, un curso que prolongaba mi jornada laboral casi cuatro horas más, con lo cual, al llegar a casa tenía que (después de la cena, dormir a los niños, etc) preparar las cosas del día siguiente, corregir, y finalmente dormir... esto último no ha sido mucho, y me han vuelto los dolores de cabeza rutinarios que ya empecé a sufrir hace más de un año (¿algún voluntario para hacerme una recetita de miolastán? je je). Afortunadamente el curso se acabó y pude relajarme un poquito más, pero aún así continuaba sin encontrar un momento para sentarme a escribir sin la pesada de la conciencia sentada a mi lado y recordándome los tropecientos exámenes que aún no había corregido (hoy también se ha intentado sentar al lado para recordarme los ejercicios que llevan dos semanas esperando para ser corregidos pero le he puesto un esparadrapo en la boca y la he encerrado en el armario).
Desde ese último día que escribí algo, que fue el de la súper nevada de enero, han pasado muchas cosas, y más que van a pasar. Personalmente, voy llegando a un momento en el que se van a producir cambios en mi vida. Y en el que empiezo a pensar si no seré un poco bruja. Aunque no tenga una verruga en la nariz ni un sombrero puntiagudo. Pero pensarlo lo pienso. En realidad me gusta más la palabra "meiga", suena más amable, a pan con mucha miga, y además no rima con piruja que siempre es peor. Pues eso, que empiezo a pensar si no seré un poco meiga, y si realmente puede que sea cierto que desear algo mucho te ayuda a conseguirlo. Todo empezó hace seis años o más...
Érase una vez una niña que estudiaba en un edificio de ladrillo lleno de agujeros y de obras, un poco feo pero muy cerca de un bosque. A veces, la niña paseaba por el bosque de vuelta a su casa y pensaba en lo que le gustaría hacer cuando fuera mayor. Ya había pasado la época de querer ser astronauta, veterinaria, nadadora olímpica, electrónica (eso gracias a unos descubrimientos profesoriles que hizo en el edificio de ladrillo feo), y cuando pasaba al lado de los enormes radiotelescopios soñaba con, algún día, poder al menos entrar en ese maravilloso edificio donde todo estaba lleno de mapas, de datos, de cálculos, de predicciones y de preciosas fotografías con fenómenos atmosféricos. Poco tiempo después, su deseo se hizo realidad, cuando algún amable compañero le sugirió probar el menú de su cafetería. ¡Se podía entrar a comer alli! Eso era, sin duda, un avance. ¡Y ya podría dejar de comer esas ensaladas aliñadas con proteínas procedentes de invertebrados de aspecto un tanto desagradable! ¡Hurra! Poco a poco empezó a pensar que la meteorología sería una buena opción para el futuro, y se empezó a interesar un poco más en ella. Y un día, durante un curso de meteorología en un mes de julio, celebrado en un enorme edificio con un precioso museo dentro, lo supo. Supo que tenía que trabajar en ese sitio. Estaba lleno de ciencia, ésa era la impresión que tuvo nada más entrar. La frase mágica, que puso en marcha todo el mecanismo posterior, fue "no me importaría trabajar aquí". Poco después, la magia había provocado una sucesión de extraordinarias coincidencias, y la niña consiguió trabajo en ese lugar. el tiempo pasó, la niña creció, fue madre, acabó su trabajo y cambió de profesión. Se convirtió en lo que quería ser de pequeñita: se hizo profesora. Bonita profesión, entretenida, llena de retos, divertida, apasionante, pero un pelín explotada, bueno, más que un pelín, una melenaza entera. Con los años, (parece que llevara décadas trabajando de profe, pero no), la niña se dio cuenta de que aunque el trabajo en sí le gustara mucho, no se sentía lo suficientemente reconocida: demasiadas horas y poco a cambio. En uno privado, ya se sabe... ¿Y tratar de estudiarme las oposiciones? Imposible plantearlo a la vez que se trabaja. Para eso, para hacerlo en serio, se necesita dedicación exclusiva. Pero... La niña supo qué tenía que hacer. Formuló de nuevo la frase mágica: "no me importaría poder tener tiempo para estudiarme las oposiciones". La respuesta la tuvo poco tiempo después. Con una sonrisa en la boca, le comunicaron la "buena noticia": a partir de julio tendría todo el tiempo que quisiera para dedicarlo a lo que quisiera. (vamos, que la despiden). La niña no consiguió arrancarle al personaje en cuestión ninguna razón lógica o ilógica para esa decisión, así que se limitó a buscarle el lado positivo y se dio cuenta de que le estaban ofreciendo lo que desde hacía tiempo estaba necesitando: le estaba regalando unas oposiciones pagadas. ¡Hurra! (llegados a este punto, si esto lo lee alguno de mis jefes, algo improbable pero no imposible, negaré que lo haya escrito yo). Y así fue como nuestra niña pasó de estar trabajando un poco explotada a tener la ilusión de poder volver a su época de estudiante.
Ojalá que a esta historia se le pueda poner un final feliz.

viernes, 9 de enero de 2009

Nieve y el nuevo chico del barrio

Segundo día de clase tras las vacaciones de Navidad (como siempre, cortísimas, algo en lo que estamos de acuerdo los alumnos y yo).

Hay cosas que tenían que haber sucedido varios días antes o unas horas antes. Como la gran nevada de hoy. Por misteriosas razones que todavía no he acabado de comprender, hoy he llegado 10 minutos antes de empezar las clases (y no 10 minutos después como ha pasado más de un día...). Por la mañana, al asomarme a la ventana, me había parecido ver hielo sobre los coches, de modo que he pensado que mejor dejamos lo de la moto para otro día mejor. Cuando he ido a coger el coche dispuesta a atacar con mi mejor caja de cd la inmensa capa de hielo que suponía habría sobre el parabrisas, me he dado cuenta de que lo que yo veía blanquecino desde la ventana no era hielo, sino nieve. Vaya, por unos pocos días no podemos cantar lo de blanca Navidad. Bueno, pues al llegar al cole, nada más aparcar el coche, ha empezado a nevar. Y no ha parado. Los que vivís en Madrid lo habréis podido ver. Impresionante. Como es fácil de imaginar, dar clase hoy ha sido bastante complicado, ya que tanto los chicos como yo estábamos más embobados mirando por la ventana que centrados en el tema de las plantas. Se nos ha quedado un paisaje precioso, y cuando he vuelto a casa me he encontrado con...



...un nuevo chico en el barrio. Debía de llevar unas cuantas horas allí, y ya estaba un poco perjudicado. Su nariz de zanahoria se había caído al suelo y sus ojos de castaña de su pequeña cabecita miraban hacia arriba, buscando ese alimento níveo que necesitaba para seguir existiendo. Alzaba los brazos finos como ramitas hacia ese cielo que debía proporcionarle el sustento. Gesto inútil y desesperado. Qué efímera será su vida. Mañana, cuando baje a la calle, sólo quedará un montón de restos blancos mezclados con castañas de ese pequeño hombrecito que, en un día frío y blanco como hoy, quiso venir a vivir a este barrio.

viernes, 2 de enero de 2009

2 de enero

La fecha me obliga a empezar diciendo Feliz Año Nuevo. Escucho estas tres palabras muy a menudo, y a veces me pregunto qué queremos decir con ello. A veces me pregunto si no las diremos como un mero cumplido sin reparar en su verdadero significado. Exactamente igual a lo que sucede cuando escucho a alguien decir Feliz Navidad. A veces pienso si no nos estamos olvidando del significado de las palabras y simplemente las decimos porque toca, o porque queda bonito, o vete tú a saber por qué. Reconozco que cada año me cuesta más lo de las uvas. Y eso que a mí lo de los rituales me va, quiero decir, los rituales a los que damos un significado especial (la maternidad también me ha hecho prestar más atención a los pequeños rituales diarios que necesitan los niños -no los llamemos rutinas, mejor rituales- ). Y es que creo que la Nochevieja está mal situada en el calendario. Debería celebrarse justo el día del solsticio, ya que ese es el origen de las fiestas que estamos celebrando, el triunfo de la luz sobre la oscuridad y la vuelta del Sol. Entiendo la dificultad, ya que cada año puede caer en un día distinto, pero creo que sería mucho más adecuado, no?

viernes, 26 de diciembre de 2008

La Perla Negra

Lunes, 22 de diciembre.
Jugaba varios números, uno comprado por mí (el del cole, no sea que el día 8 de enero fuera a haber renovación de plantilla y yo no me hubiese enterado), y los demás que si participaciones y que si demás. Bien, otro año más que la suerte de los bombos no me sonríe. Pero no me importa. Yo sí me sonrío a mí misma. No, no es una frase de autoayuda que me repito como un mantra, no es eso. Me sonrío cuando me miro en el espejo y me veo con mi chupa de motera, a punto de montar en mi preciosa scooter, tan negra, tan nuevecita, tan impaciente por recorrer kilómetros juntas... ¡Ah, qué placer! ¡Ah, qué sensación de libertad! ¡Ahhh, qué acojone! Ay, madre, que esto acelera de una forma muuy rara, ay ay, que no me choque con un bolardo mientras maniobre en la acera, qué complicado es esto...
Pasados los primeros instantes, inevitablemente unidos a una sensación de "Dios mío, qué he hecho, esto no es para mí...", me siento mucho más cómoda en la moto (eso que el asiento es de lo más confortable), y ya me encuentro con fuerzas y capaz para afrontar el reto: llegar hasta la Vaguada y aparcar la moto en la acera, junto a las demás motos. ¡Prueba superada! Poco a poco, semáforo tras semáforo, espejo retrovisor tras espejo retrovisor, voy cogiendo más confianza y más soltura, al final acabo el trayecto con un gustillo... mmm... esto me gusta.
Hoy es el único día de esta semana que no he sacado a pasear mi moto. Ayer fui a congelarme los dedos en una excursión vespertina a Manzanares. La ida fue mucho más bonita que la vuelta, porque todavía conservaba algo de sensibilidad en las manos. La vuelta fue un poco tortura en ese sentido. Un cuarto de hora después de llegar a casa aún estaba tiritando junto al radiador. Hoy ya siento los dedos.
Todavía no tengo una imagen digitalizada de mi moto para ponerla aquí, pero todo llegará. Y no podría terminar con una frase mejor, recordando eso que decía Jack Sparrow a bordo de su querido barco: "Now, bring me that horizon"

Frases

Esta frase la leí ayer en una revista que se llama "Faro de Moncloa" que, como su propio nombre indica, la hacen los mayores del distrito de Moncloa. Ayer, mientras mi nene mayor degustaba con mucho gusto unas tapas de un jamón que le habían regalado a mi hermano (muchas veces!!), estuve echando un vistazo a la revista y encontré la siguiente frase:

No dejamos de jugar cuando nos hacemos mayores, nos hacemos mayores cuando dejamos de jugar.

Ojalá no dejemos nunca de jugar.

La siguiente frase es en inglés, y me la contaron cuando estuve hace ya más de ocho años en Londres. No la traduzco porque todo su significado se perdería:

The past is what we know; the future is a mystery; today is a gift, and so we call it present.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Carritos, carros y carretas

Es parte del precio que pagamos por ser la especie que somos, supuestamente la más evoluacionada, pero si somos tan evolucionados ¿cómo es posible que nuestros bebés sean los más torpes de todos los mamíferos? A las dos horas de nacer un potrillo ya es capaz de andar solo, y las crías de los humanos tardan alrededor de un año en empezar. Este "avance" evolutivo resulta nefasto para los metros cuadrados de las casas. Me explico:
Aunque los niños vengan de uno en uno, los carros vienen como los donuts, de dos en dos. Al recién nacido, como no sabe nada de la vida el pobre, hay que sacarlo a pasear para que vaya viendo lo que esto, y claro, hay que sacarlo con el carrito del cuco para que vaya horizontal y así cuidamos su espalda; además, como no podía ser de otra manera cuando tu casa escasea en metros, ese cuco no está homologado para llevar al niño en el coche, y se hace necesaria la maxi cosi de turno para los transportes en coche. Bien, como es complicado hacer que el niño pase de su cuco a la maxi cosi, de la maxi cosi al cuco y así sucesivamente y como si nada, pues lo lógico es agenciarse el carro en el que se acopla la maxi cosi y así, cuando nos vayamos con el coche ya no molestamos al bebé y se coge todo el pack niño-silla y se acopla en el carro. Ya van dos carritos dos de niño. El bebé crece, deja de ser un recién nacido, y ya no cabe en el cuco. No, no, no nos deshacemos del carro del cuco porque nos sirve, con unos cambios sencillísimos, de silla de paseo. Vale, tenemos dos sillas de paseo para un solo niño. ¿Qué hacer? Pues ya que hay dos sillas, hombre, lo lógico es buscar el hermanito, no??? Pimpán, pimpán, y en menos de un año ¡ya hay dos bebés para dos sillas! Ah, qué placer cuando las matemáticas nos dan la razón...
Espera, que ahora pasa lo siguiente: la silla de paseo debe volver a transformarse en carrito para el cuco para poder llevar al nuevo bebé, que como le pasó a su hermano, tampoco sabe andar. Entonces, como el pequeño necesita (debería haberlo puesto entre comillas) el carrito del cuco y el de la maxi cosi, ahora el mayor necesita una nueva silla de paseo... ¡Y tres sillas para dos niños! ¿? NO, no, la respuesta es no, ya no hace falta otro hermanito, no, ya no me importa que no cuadren los números, ahora me importa más mi integridad física y mi salud mental.
Total, que mientras que el bebé pequeño necesita el cuco, te ves con tres carros que cada uno ocupa lo suyo y una de las habitaciones de la casa queda completamente inutilizada... hecho que aprovechan los que yo llamo los "galos" para hacerse fuertes en esa habitación y quedarse a vivir allí (esto ya lo explicaré mejor otro día).
¿Y no sería más sencillo como hacen en otros países donde no usan carritos, que llevan al bebé acoplado a la cadera con un pañuelo? Al menos hasta que sabe andar. Si total, la espalda ya está para el arrastre, tampoco creo que forzarla un poco más vaya a cambiar mucho, no? Claro que no me imagino al padre por la mañana llevando a dos niños a la vez a la guardería, acoplado cada uno a un lado de la cadera, mientras va sorteando las farolas de la estrecha acera y tiene que darse prisa para luego llegar a tiempo a su trabajo... sí, sería una muy curiosa estampa.
En fin, que solo me queda resignarme a que acabe la etapa de que se cansen si andan demasiado para poder eliminar los carritos. Esto sí que es aguantar carros y carretas...

jueves, 4 de diciembre de 2008

Frases

Dos frases de números:
Una más conocida...

En este mundo hay tres clases de personas: las que saben contar y las que no.

Y otra no tan conocida y a mi juicio más bonita...

En este mundo hay 10 clases de personas: las que conocen el código binario y las que no.

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Y si el silencio lo es todo?

He estado dando vueltas a la frase que puse el otro día, la de los hombres somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras. En un principio, la idea es buena, en el sentido de que si pensamos mejor lo que decimos es probable que hagamos menos daño a los demás. Pero, ¿qué sucede si por pensar demasiado se pasa el momento de decir algo? Me he estado observando, y muchas veces me pasa eso, que por estar en silencio, por estar escuchando, sigo mentalmente la conversación y me imagino cosas que diría en ese momento, comentarios, pero prefiero permanecer en silencio. Es absurdo, verdad? Y ese momento ya no va a volver, y ese comentario que debería haber hecho en ese momento ya quedará fuera de lugar en otro momento, y esa palabra que tal vez la otra persona necesitaba oír quedará sin pronunciar, y ¿no es eso también otra manera de hacer daño? No sé, creo que en el fondo sigo siendo extremadamente tímida, y tal vez quedándome en silencio, guardándome mis pensamientos para mí misma me intente proteger de algo. Ahora lo estoy escribiendo, pero esto es más fácil que hablar directamente con alguien. Y ahora que lo leo, lo sigo viendo absurdo. ¿Será que no valoro lo suficiente mi opinión? ¿Acaso pienso que no tengo nada que decir y que es mejor permanecer en silencio? ¡No! Yo sé que tengo muchísimas cosas que decir (por algo he empezado un blog), el problema es que a veces pienso que esas cosas solo me interesan a mí, y me quedo realmente sorprendida cuando me encuentro con alguna persona a la que también le interesan esas cosas o que piensa o siente de un modo parecido. Es entonces cuando me vuelvo a sentir parte del mundo, cuando las nubes se apartan para que vea un poquito de sol, cuando descubro que las personas que tengo alrededor son muy interesantes y que merece la pena compartir momentos con ellos. Entonces vuelvo a mirar con otros ojos y las mismas cosas ya no me parecen iguales, las mismas personas se transforman, las mismas acciones de cada día se convierten en algo completamente nuevo. Entonces, por un momento, salgo de mi mundo y me doy un paseo por el mundo común que todos compartimos, y me convierto en una persona habladora, con ganas de contar a los demás lo que ha visto desde su mundo, con ganas de aprender cosas y viajar por otros universos, con ganas de reir... pero que, inevitablemente, tarde o temprano, vuelve a su casa, a su mundo, a su silencio del que es dueña.

viernes, 31 de octubre de 2008

La odisea del ordenador

Escribo estas líneas desde mi nuevo y flamante ordenador... bueno, lo de flamante es una posibilidad del futuro, porque como lleva el windows vista de serie, tengo serias y preocupantes tentaciones de prenderle fuego... Debo contenerme, respirar hondo y ser más paciente (pero me cago en los Gates por varias generaciones!!).
Sí, sí, he dicho "nuevo" ordenador. Es el tercero que pasa por esta mesa en unas dos semanas. El nuestro, el querido hachepé pavilion, bueno, una servidora (o igual fue el pequeño, eso, eso, como ahora no se puede defender vamos a echarle la culpa al niño) abrió tal vez un poquito más de la cuenta la tapa y se abrió la carcasa de la pantalla. No problem. Por una vez, cuando el ordenador se vino a vivir con nosotros, hicimos uso de nuestra supuesta y a veces puesta en duda inteligencia y ampliamos el seguro hasta los dos años (más que nada por si al estar escribiendo y tomando café a la vez, que ya son dos acciones simultáneas, se me bloqueara mi disco duro y sucediera un accidente). Con toda la calma del mundo hicimos la excursión de turno con el ordenador, los niños y el juguete de última hora y nos fuimos a pasar la tarde a la vaguada. Con el ordenador echado al hombro, como otro miembro más de la familia, nos acercamos "a una conocida cadena de grandes almacenes con control sobre la llegada de las estaciones y que, entre otras cosas, rige la llegada de la primavera, el otoño y la Navidad, y que tiene un nombre cuyo significado jamás he logrado entender, acerca de unos ingleses que nos hacen un corte de mangas o algo por el estilo". El caso es que al llegar allí nos dicen, muy amablemente, eso sí, que nos tenemos que poner en contacto directamente con los del seguro y que ellos se acercan a casa a por el ordenador. Lo único que tenemos que hacer es embalarlo, poner nuestro nombre y dirección y hacer que no se note que es un ordenador y no decírselo a nadie. ¡Top secret!. Pues con las mismas, nos echamos otra vez el ordenador al hombro y nos volvemos a casa con los típicos comentarios de "si lo llego a saber" y similares.
Días después hablamos con los del seguro y nos dicen que se pasarán a recoger el "paquete" (je, je, ellos no saben lo que es y nosotros sí...). A la tercera vez que nos hacen quedarnos en casa "de cuatro a ocho", que era cuando supuestamente y si se daba la correcta conjunción astral recogerían el ordenata, por fin se lo llevaron. La verdad es que pensé que se me escaparía alguna lagrimilla, adiós, adiós, hachepé, gracias por tus servicios... El hombre que lo recogió no quiso saber nada, le dijimos que tuviera cuidado, que era muy frágil, y el hombre en plan habla chucho que no te escucho. En fin. Y hasta ahora, no hemos vuelto a tener noticias suyas. Igual ha hecho carrera, ha progresado en la vida y ahora es ya toda una estación de cálculo... Igual está hecho pedacitos, sin saber qué le ha pasado, por qué están tan interesados en verle las tripas, total, es todo silicio, para eso que miren la corteza terrestre...
El caso es que como necesitamos el ordenador (sí, sí, que no es un capricho, que es una necesidad tan real como lo es el comer y el dormir), adoptamos el antiguo ordenador de mis suegros (luego ya comprendimos por qué le habían jubilado...). Nos duró en funcionamiento menos de una semana. Empezó a hacer unos ruidos muy muy extraños como si le resbalara el disco duro (uy, esto suena muy mal, pero es como mejor lo puedo describir) y lo devolvimos. Ay, ay, la cosa ya estaba poniéndose fea. Así que decidimos volver a ese lugar de los ingleses y nos trajimos para casa el ordenador desde el que estoy escribiendo (otro pedazo pepino como el anterior, aunque más chiquitín y muy mono de diseño). ¡Qué felicidad! ¡Por fin volvíamos a tener ordenador! Ahí va Gemita que lo saca de su caja, lo pone en la mesa, lo abre, lo enciende, y.... el ordenador no consigue terminar la instalación del windows que, por cierto, nadie le pidió que se instalara el vista, y se mete de lleno él solito en un bucle de " no se pudo completar la instalación de windows, debe reiniciar". A la n+1 vez que lo hizo ya lo apagué y mentalmente le mandé a tomar viento fresco. De vuelta a su caja, a su soledad ordenadoril.
Decidimos que lo mejor sería llevarlo de nuevo a la tienda y que allí nos dijeran qué le había pasado. Encontramos de nuevo al amable señor que nos lo vendió y, al comentarle el problema que habíamos tenido, las pequeñas sospechas que tenía de que tal vez fuéramos un poco torpes se acabaron por confirmar con rotundidad. Como la cosa más natural del mundo, abrió el ordenador, sacó el manual de instrucciones, lo leyó, lo puso en práctica, y yo deseé que me tragara la tierra... Tan simple y tan tontos.... Conclusión: lo que no tiene remedio, no tiene remedio....

miércoles, 29 de octubre de 2008

Frase

El otro día, volviendo a casa en el coche, escuché una canción de El Último de la Fila, la de "cuando el mar te tenga" (sí, sí, también conocida como la de "vuela al viento espuma de mar"). Una parte de la letra dice "si lo que vas a decir uuh uuh uuh uuh no es más bello que el silencio no lo vayas a decir", y me hizo recordar una frase que me dijo un amigo de la facultad y que ahora quiero compartir contigo:
Los hombres somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras.
Más que una frase como tal lo considero uno de los mejores consejos que se pueden recibir, y lo intento llevar a la práctica, aunque en algunas ocasiones sea difícil.

domingo, 26 de octubre de 2008

Soñar no es gratis. ¡Cuesta 2400 euros!

Sí, sí, que nadie se lleve a engaño. Soñar no es gratis (siempre se ha dicho pero creo que no se ha pensado realmente en profundidad). Todos los sueños nos piden pagar un precio. En ocasiones ese precio es un dinero que no tenemos. Otras veces el precio es despertar y sentir que una nube de humo cubre el cerebro y se desvanece para siempre ese sueño. Uno puede estar soñando toda su vida con algo, por ejemplo con hacer un viaje, pero si nunca se propone llevarlo a cabo, ¿en qué queda ese sueño? En una frustración que hace que se gaste euros y más euros en una terapia para superar ese trauma que le causó el no poder hacer realidad su sueño.
Lo que quiero decir es que si no vamos a intentar hacer realidad nuestros sueños, ¿para qué nos molestamos en imaginarlos? ¿Para qué nos vamos a engañar a nosotros mismos diciéndonos: mira, algún día podrás hacer este viaje tan maravilloso a las antipodas y además te lo vas a pagar con una pequeña parte de la lotería que te va a tocar y que te va a permitir prejubilarte 30 años antes de la edad de jubilación (oye, ya que se sueña, pues a lo grande...), si en el fondo sabemos que nunca podremos hacerlo? ¿No es eso peor que no soñar? Y sin embargo, no soñar... es duro no soñar con algo, ¿verdad? No tener una ilusión, algo a lo que agarrarse para seguir con el día a día y hacerlo más llevadero pensando: bueno, algún día llegará mi sueño.
Desde siempre tuve el sueño de ser madre, y ahora lo soy. No me sale gratis, me he gastado mucho en la leche de fórmula, en los pañales y en la toallitas, en la ropa, en fisioterapia (ya nos hemos hecho amigos), en paracetamoles e ibuprofenos, en los potitos, en los vídeos de pocoyó y los teletubbies (eso fue antes de descubrir el potencial del youtube...), vamos que de gratis ná de ná.
Tuve el sueño de ser profesora, y aunque me pagan por ello, tampoco me sale gratis del todo, en primer lugar me gasté ni se sabe la de euros en sobres y sellos para mandar las cartas, tengo que pagar el gasoil del coche, los bolis, la ropa con la que voy (no me gusta ir en pijama, no sé por qué me da por acurrucarme en una silla y echar una cabezadita, y eso da muy mala imagen a los alumnos, sospecho que me perderían el respeto).
Tengo el sueño de que todos los hombres y mujeres lleguen a vivir libres y ... estooo, creo que esto ya lo dijo alguien, no?
Y ahora estoy próxima, o eso espero, de cumplir otro de mis sueños de hace muchos años. Os lo presento en formato fotográfico: la Honda PS 125i


Preciosa, ¿eh? Después de varios e imprecisos en número meses de ahorro, al fin, seré motera y empezaré por esta belleza birruedil que ya he visto en la tienda y que tiene todas las prestaciones que busco en una moto: un par de ruedas, un manillar y un asiento. ¡Y además, se mueve! ¿No es estupendo? Lo malo, como sucede en todos los sueños, es que no es gratis. Lo bueno, que por muchos amaneceres que lleguen, me despertaré cada mañana, y la moto no se habrá esfumado al abrir los ojos, no. Estará esperándome en la calle.

miércoles, 22 de octubre de 2008

De estaciones y planetas

Segundo examen de la evaluación, ya por fin (alabados sean los videojuegos que no incitan al estudio) he encontrado unas buenas perlas para compartir. Empecemos:
  1. La pregunta trataba de explicar qué había de falso en una serie de afirmaciones acerca del Sistema Solar. Frase: Calixto y Titán son los dos satélites más grandes de Saturno (respuesta real: no, Titán es de Saturno pero Calixto es de Júpiter). Ay, craso error, si es que no sé escribir... esto es lo que me puso un alumno: Está mal porque no se escribe "Calixto", sino "Calisto". Hay que reconocer que el enfoque es original.
  2. Definición de equinoccio: Es la noche en que es de noche en todo el mundo. Uff, un poco oscuro sí que es, no sé si englobarlo en una categoría de "respuestas de los inframundos" o "llega el fin de los días... oscuridad eterna" o algo así. Todavía me dan escalofríos cuando lo recuerdo.
  3. Hablando de las estaciones, en una pregunta había que poner qué sucedía a partir de los días del equinoccio, y de los días del solsticio, astronómicamente hablando, se entiende (eso de que los días son más largos que las noches, etc). Pero es mucho más original poner: a partir del equinoccio de primavera salen las flores; a partir del solsticio de verano hace más calor; a partir del equinoccio de otoño se caen las hojas de los árboles; a partir del solsticio de invierno hace más frío. ¡Pero si esto es lo que ha aprendido mi hijo de dos años en la guardería! Impresionante documento...

miércoles, 15 de octubre de 2008

¡Cuánta falta de Octarino!

Como idea era buena, eso me lo tengo que reconocer. Pero como práctica... hummmm.... bueno no contaba yo con que mis alumnos no sabían de la existencia del octarino y por supuesto, jamás habían sido sensibles a su radiación. Y que aún habría de pasar mucho tiempo hasta que lo consiguieran. Me explico:
Una buena parte de los alumnos del colegio se han ido de viaje de principio del otoño (en realidad lo llaman semana verde, porque se supone que van a hacer cosas relacionadas con la naturaleza, pero la pura verdad es que se van de excursión a no hacer gran cosa y a perderse clase - o a buscar setas, vete tú a saber-). El caso es que unos pocos, no se sabe si por falta de ganas o por cualquier otro oscuro motivo como que sus padres les han castigado, que todo es posible, se quedan en el colegio.
Pensé, pobres, encima de que no se van al viaje no les puedo poner a dar clase o a hacer ejercicios, que sería lo más provechoso pero no lo más interesante para ellos. Ya sé, voy a proponerles algo diferente, voy a enseñarles que en otros universos también tienen leyes de la naturaleza y conocimientos científicos y tecnológicos. Y les he hablado de la constitución del universo del Mundodisco, de la sucesión de sus ocho estaciones, de la existencia de una brújula hecha de octhierro que se orienta por el campo magnético del Eje, de una cámara de fotos en la que, como yo ya sospechaba desde hacía tiempo, hay un pequeño ser pintando a toda pastilla las escenas, en fin, hay tanta ciencia en este universo de fantasia...
Pensé que les interesaría, que querrían saber más, que les picaría para que ellos mismos propusieran otros modelos cosmológicos y se inventaran nuevas leyes de la naturaleza y nuevos instrumentos científicos... Pero se me escapaba una cuestión muy simple y básica. Al desconocer la existencia de ese octavo color, aun si no hubieran sabido cuál era y su nombre, todo les sonaba demasiado raro. No han llegado a entender el propósito de mi actividad, ni siquiera entendían los fragmentos de la historia que leían. Decían, ignorantes de todo, que había faltas de ortografía (¿cómo es eso, que hay faltas de ortografía? Sí, es que aquí pone Rincewind, y no sé qué es eso. Ya, mira, es que es el nombre de un personaje de la historia... - y aquí, a los cinco minutos de plantearles mi propuesta ha comenzado el proceso de mi arrepentimiento). Ay, qué desolación, que fracaso más absoluto. Así, ¿cómo voy a fomentar ese interés por la lectura que se nos pide en una de las famosas competencias básicas? ¿Qué hago, les mando leer un tocho de historia natural que no les interese un pepino? Había pensado mandarles un trabajo voluntario para subir nota acerca de algún libro de fantasía analizando las diferencias y analogías entre nuestra ciencia y la suya, pero visto lo visto hoy, me lo voy a pensar dos veces.
Desde luego que mañana me los llevo al laboratorio y que vean muestras al microscopio y que mezclen disoluciones que cambien de color, que eso les mola más.

Estoy loco por el tenis...

Ayer, viendo el partido de Nadal del masters de Madrid...
- Hala, mira, y encima le ha roto el servicio!!
Esto no le debió gustar demasiado al niño de dos años, porque comentó:
- Oh, le ha rompido el baño. Pues ahora hace el pis en otro baño.

domingo, 12 de octubre de 2008

The Core (el núcleo)

Tenía un amigo que clasificaba las películas en tres tipos:

1- la que es necesario y/u obligatorio ver en el cine, en pantalla grande y con surráun

2- la que puedes esperar a que salga en el video club y la ves sin anuncios

3- la que puedes esperar a que la echen por la tele e incluso te permites hacer zapping de vez en cuando

La que nos ha tocado este fin de semana claramente ha sido de la segunda categoría. The Core (el núcleo), ese era su título. El argumento es bien sencillo: el núcleo externo de la Tierra ha dejado de girar con normalidad (claro, claro, si es que nos olvidamos de hacer caso a la inercia y pasa lo que pasa) y la vida en el planeta corre peligro sin una magnetosfera que nos proteja del viento solar. En esa parte tienen razón, sin la magnetosfera no podríamos vivir. Así que deciden construir un artefacto similar a un submarino pero de un material especial, el unobtanium (señorita, ¿eso existe?), e introducirse en el núcleo terrestre para, a través de unas explosiones nucleares, reestablecer el giro normal del núcleo.

Vaya, parece interesante, vamos a alquilarla por si se la puedo poner a mis alumnos esta semana que viene, ya que hemos dado las capas de la geosfera, igual es interesante, no? Pues no. No lo es. Si se la pongo, que como idea lúdica no está mal, luego nos vamos a pasar varias horas discutiendo sobre la posibilidad de llevar ese tipo de viajes a cabo, y si encontramos ese material sí se puede hacer, verdad, señorita? ¿Y de qué está hecho el submarino? ¿En qué parte de la tabla periódica está el unobtanium? ¿Y con un láser gigante se deshacen las rocas? ¿Y se puede usar esa máquina para hacer túneles en Madrid? Se iban a poner de contentos en el ayuntamiento...

¡Chicos, chicos, parad! ¡Que es una película, no es la realidad! Bueno, si no encuentro otra mejor (ejem, quiero decir, si no se me ocurre otra película que ponerles...) puede ser entretenido ver juntos esta. Pero que la alquile el colegio, porque encima, además de ser de la categoría número dos, nos ha costado el alquiler desde el viernes por la tarde cinco euros y medio (y lo pongo en letras para que parezca mucho, que lo es).

sábado, 11 de octubre de 2008

Hoy soñé que era un ser de la hidrosfera...

Este fue el título que propuse a mis alumnos para la redacción-castigo del jueves. En lugar de dejarles sin recreo, cuando les llamo la atención más de n veces durante la misma clase, les mando una redacción. El título lo elijo según lo que estemos dando en clase, y a partir de ahí les pido que le echen imaginación. Este método no lo he inventado yo, me lo contó mi amiga Bea que también es profesora y lo aplicaba con sus alumnos hace varios años. A ella le funcionaba. Y a mí de momento también.
El caso es que el jueves pasado, en uno de los grupos de primero, hubo muchos a los que tuve que llamar la atención varias veces. Cierto es que en esa clase me lo paso muy bien, me hacen reir bastante y no puedo enfadarme con ellos porque no tienen maldad. Pero me hacen interrumpir la clase, y tienen que tener algún tipo de "reprimenda" (normas del colegio). Al final hubo tantos alumnos en la lista de los que tenían que hacer la redacción que decidí que iba a ser voluntaria y para positivo. Entusiasmo general entre el alumnado. Por fin algo para ganar un positivo. Y me piqué y les prometí que yo también escribiría una redacción con ese título.
Al día siguiente la tenía hecha y se la leí al final de la clase. Fue de las pocas veces que estuvieron en absoluto silencio y escuchándome el rato que duró la lectura. Esto fue lo que les leí:

Hoy soñé que era un ser de la hidrosfera. Flotaba en un mar de aguas cálidas, mirando hacia las primeras estrellas que empezaban a brillar en un cielo todavía rosado por la luz del crepúsculo. Mis manos y mis brazos acariciaban el agua, que me respondía meciéndome con suavidad y arrullando mi cabello. Todo estaba en calma. Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de atrapar en mi pecho el frescor de la brisa de esa noche. De esa primera noche de luna llena después del solsticio. De esa noche en que sería finalmente liberada de mi maldición. El cielo iba adquiriendo una tonalidad añil y el Este clareaba con un resplandor dorado. La luna había comenzado su largo camino. Decidí regresar por última vez al que había sido mi hogar desde que aquel brujo me echase su maldición. Condenada a esconderme de mis iguales, condenada a vivir en la hidrosfera, huyendo de todo aquello que amaba. Condenada a vivir con escamas en lugar de piel, condenada a no poder caminar, a no poder sentir el tacto de la arena bajo mis pies. Me había hecho pagar un precio muy alto por atreverme a entrar en su reino, por atreverme a entrar en el lago prohibido. El precio que pagué fueron mis piernas. Muchas lunas han pasado desde aquel aciago día. Pero esta noche acabará mi maldición. Cuando los rayos de la luna llena iluminen la Piedra Blanca del templo de Falmun mis escamas desaparecerán para dejar paso de nuevo a mi piel, a mis piernas, a mis pies. Me sumergí por última vez bajo las aguas. Todo me parecía tan hermoso, tan bello. Es esa belleza que surge cuando la despedida es inminente y sin viaje de regreso. Adiós, hasta siempre, os recordaré en mi corazón, pero ahora debo recuperar mi vida anterior. Ascendí hasta la superficie y nadé hacia la costa. Consciente de lo que podía suponer para mis escamas permanecer demasiado tiempo fuera del agua, me arrastré hasta el pequeño templo abandonado de Falmun. Allí aguardé hasta que la luna empezó a iluminar la parte superior del templo. Luchando contra el dolor punzante que sentía en mi extremidad inferior, traté de acercarme al altar donde se encontraba la Piedra Blanca. Sabía que se me acababa el tiempo, que mis escamas estaban muriendo por la falta de agua, y con ellas yo también me moría. Sólo tenía que aguantar unos minutos más. Sólo unos minutos. Y sería libre, volvería a tener dos piernas. Miré hacia el cielo y se me heló el corazón. Unas nubes empezaban a ocultar a la luna. Si los rayos de luna no llegaban a la Piedra Blanca la maldición no se quitaría. Angustiada, continué mirando al cielo, como si por mirarlo con mayor intensidad pudiera apartar de allí esas nubes. Pronto todo el cielo estuvo cubierto de nubes oscuras. Con dolor me di cuenta de que esa primera luna llena tras el solsticio no acabaría esta pesadilla. Cerré los ojos y entre las ráfagas de viento que empujaban a las nubes creí distinguir una risa malvada. La misma risa malvada que escuché la última noche que tuve piernas. La última noche que pude soñar.

lunes, 6 de octubre de 2008

Frase

Esta frase es un dicho serbio:

No pasa el río, sino que pasa el agua; y no pasa la vida, sino que pasamos las personas por ella.

Ha surgido esta mañana, después de comer, como un momento de reflexión durante el cepillado de dientes en el aseo de las profesoras. Cómo se pasa la mañana, sí casi sin darnos cuenta, parece que nos pasamos el día esperando a que pase todo y luego qué? Cuando ya ha pasado no vuelve.

domingo, 5 de octubre de 2008

Cinco de Octubre (después del 4 y antes del 6), en la Tierra Media

5 de Octubre. Hoy se ha celebrado el Día del Docente. Ya hay que tener mala leche para celebrarlo en domingo. Hombre, eso se celebra un miércoles y se nos da el día de fiesta, digo yo...
El caso es que me enteré el otro día escuchando la radio que este domingo se celebraba el día mundial del docente como un reconocimiento a la labor (pocas veces reconocida) que realizamos los docentes de este nuestro mundo mundial (y parte del extranjero). Vale, eso hoy. El 30 de septiembre el homenaje al maestro con esos anuncios en las marquesinas de los autobuses acerca de Luke Skywalker y Obi-Wan. Ese día, yo feliz de mí, les dije a uno de mis grupos de 1º: chicos, vamos a poner la fecha de hoy, 30 de septiembre; por cierto, ¿sabéis qué se celebra hoy?. ¡Tu cumpleaños! No, no, hoy no es mi cumpleaños, y recordad que tenéis que llamarme de usted, mira que os cuesta. (anda que una treintañera tenga que pedir que la llamen de usted, con lo mal que me sienta que me llamen algunos niños pequeños señora...). Después de un par de minutos en los que al no acertar iban aumentando el volumen y ya parecía que estábamos haciendo una fiesta, les dije que si no habían visto unos anuncios en las paradas de autobuses, y ya un niño respondió que lo de Obi-Wan y eso. Bien, es el homenaje al maestro. ¿Y cuándo es el día del niño? ¿Por qué no nos saltamos las clases? ¿Tú eres maestra? ¿Qué es un agujero negro? (para qué habré dicho nada...)
Ese día me tocó trabajar, pero hoy he celebrado el día del docente. ¿Cómo? Corrigiendo los dos últimos grupos de exámenes del tema uno, y preparando un trabajo para los que se van a la excursión de la semana verde (que por cierto yo no voy). Si es que una es docente incluso en festivos!! Ah, pero luego.... he terminado de ver por fin El Señor de los Anillos, versión extendida. Si los Hobbits volvían a su casa trece meses después de su partida, nosotros hemos logrado terminar de ver los seis deuvedés en poco más de tres semanas. Creo que esta es la tercera vez que vemos la trilogía, y en versión original. Cada vez disfruto igual o más que la anterior, me fijo en los detalles, pongo a prueba mi memoria recitando los diálogos a la vez que los personajes, veo los paisajes y pienso lo chulo que sería viajar a Nueva Zelanda, ahí a la vuela de la esquina... Leí los libros mucho antes de que se hicieran las películas (ese primer año en la facultad...), y si ya con los libros disfruté como pocas veces, con las películas me ha pasado lo mismo. Para completarlo, también he escuchado cienes y cienes de veces los cedés de la banda sonora. A estas alturas, por si alguien se lo pregunta, no, no me considero una friki de Tolkien, aunque quizá lo sea sin saberlo. Él sí fue un maestro. Homenaje para él!! ¿Y cuándo se celebra el día mundial de Tolkien? Seguro que lo hay.
Otro día comentaré más de mis queridos elfos y demás seres de la Tierra Media. ¿He mencionado que también he soñado alguna vez con los personajes del libro? Continuará...

lunes, 29 de septiembre de 2008

Falta de sueño (se nota)

Ay, ay, que ya me ha tocado hacer el primer examen, y eso no es lo peor, lo peor es lo que me está acechando aquí, pegadito al ordenador, en la estantería, esas hermosas cinco carpetas con casi 130 exámenes esperando impacientes a ser corregidos. Pero es que si me pongo ahora con el sueño que tengo.... o me sacan todos unas notazas que te cagas o suspenden la mayoría. Y por si fuera poco, al otro lado tengo al otro invitado especial, ese libro nuevo de naturales que me dice que le lea, que tengo que preparar las clases, esos esquemillas para que copien mis alumnos, esos dibujos que me salen tan mal para explicar las fases de la luna y los eclipses... pero digo yo, si seguro que estos niños manejan muy bien el intennés y la güiquipedia y el rincón del vago... pues que lo busquen ahí, hombre, que una ya no está para muchos trotes... Ay, es que tengo una falta muy grande de sueño, y eso se nota en la parrafada sin demasiado sentido que acabo de soltar. Pido perdón. Y pido un colchón en el colegio, para después de comer echarme una siesta. Buenas noches, hasta mañana, Gemita y su pijama nos vamos a la camaaaaa (hasta que uno de los nenes se despierte, angelitos...).

lunes, 22 de septiembre de 2008

Equinoccio

Otoño. Puede verse como la estación en la que la Naturaleza empieza a languidecer, las hojas de los árboles se tornan marrones y caen formando un manto que cubre las calles y el campo, los días se vuelven grises, cortos, las noches largas...
También es esa estación de los buenos propósitos (me voy a apuntar a un cursillo de....), de empezar esas colecciones que invaden los kioskos y que nunca haríamos si no fuera porque nos hemos propuesto para empezar bien el curso llenar la casa de abanicos, piezas para construir un triceratops, los rosarios del Papa, las máquinas de vapor para la casita de muñecas de estilo victoriano, llena de soldaditos de plomo... ¿De verdad necesitamos tantas cosas? ¿Y esas colecciones que apenas ocupaban sitio, esas de los cromos? ¿A que a nadie se le ocurre ir al kiosko y pedir un sobre de cromos de Pokemon, por ejemplo? (Bueno, ejem, aquí dejo unos puntos suspensivos y no comentaré nada.... je je...).
Pero lo cierto es que es una estación de una gran belleza. Los colores que tienen los atardeceres de otoño son mágicos, imposibles, como los colores del bosque. Empiezan a encenderse las chimeneas y en los pueblos huele a leña en el hogar. A la hora del crepúsculo, cuando los días se van volviendo fríos, apetece calentarse y acurrucarse con una manta en un sofá, tranquilamente, con la compañía de una taza de café o de chocolate caliente. Y las noches de otoño, igual que las de invierno, tienen la ventaja de que al ser tan largas nos regalan más tiempo para poder contemplar las estrellas. Una suerte.
Apenas lleva cinco horas con nosotros. Disfrutemos de los tres meses que nos quedan por delante.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Hoy ha llovido

Hoy ha llovido. Ha sido la despedida de un verano seco que ya tiene las maletas preparadas y está listo para embarcarse en su viaje al Sur, hasta que vuelva el próximo año. Mañana el verano se habrá ido y a las seis menos cuarto de la tarde, un par de horas antes de la puesta de Sol, entra el otoño.
Doce horas de luz y doce horas de oscuridad, eso es lo que sucede en los Equinoccios. A partir de mañana, notaremos mucho más el acortamiento de los días, y dentro de tres meses estaremos encenciendo lucecitas para que vuelva el Reinado de la Luz (aunque algunos centros comerciales se empeñen en encenderlas mes y medio antes del Solsticio), y de nuevo se alargarán los días, al principio despacio, sin prisa, y llegada la primavera con más ganas.
Mañana es un buen día para tomar referencias de orientación en el sitio en el que vivimos. El Sol saldrá justo por el punto cardinal Este y se pondrá justo por el punto cardinal Oeste. Claro, que si tenemos montañas altas, hay que prolongar imaginariamente la trayectoria que ha seguido el Sol hasta que la cruzamos con el horizonte, donde estará el punto cardinal.
Supuestamente en otoño llueve. Hoy ha llovido. Me gusta la lluvia. Me hace sentir bien. Cuando era pequeña, la lluvia significaba estar en casa. Estar en casa a menudo significaba estar en mi habitación. Y a su vez, eso significaba estar en mi pequeño mundo, donde podía leer tranquila, escuchar música, escribir, simplemente estar tumbada dejándome llevar por la imaginación. La lluvia es bonita. Hace brillar las calles de la ciudad, regala música a las ventanas y a los árboles. La lluvia da color al cielo y al aire. Hace salir el arco iris. Llena el aire de perfume, cuida la tierra, calma la sed de los ríos.
Ojalá este otoño podamos disfrutar de días de lluvia como los que disfrutaba de pequeña, y de no tan pequeña. Qué mejores compañeros en un día de lluvia que un chubasquero y unas botas de goretex, y un camino en el que la lluvia no moleste sino que acompañe. Los días de lluvia me gusta imaginar que vivo en un pueblo de la Sierra y que puedo salir a recibir a la lluvia con un paseo por el campo, aunque en realidad salga a mi pequeño trocito de bosque urbano, donde también la lluvia suena diferente que en el resto de la ciudad.
¡Feliz entrada de Otoño!

sábado, 20 de septiembre de 2008

El hombre de hielo

Dirigió sus ojos hacia el este, donde el horizonte empezaba a adquirir un bello tono dorado. Sonrió tristemente al contemplar el que sería su último amanecer. Tal vez le quedara sólo una hora, tal vez menos. Pronto saldría el sol, y llegarían hasta él los rayos mortales, clavándose en su cuerpo como dagas envenenadas.
Descubrir la traición le había dejado helado. Y ahora sentía cómo su cabeza, sus miembros, todo su cuerpo empezaba a derretirse. Unos grados más, unos minutos más y todo habría terminado.
Ni siquiera le dolía pensar cómo había llegado a esa situación. Los hombres helados solo tienen un corazón de roca, y la roca no puede sentir el dolor.
El agua empezaba a escapar en forma de gotas que resbalaban por su rostro. Sus dedos se habían transformado en pequeños ríos que conducían hasta el suelo todo lo que habían sido sus brazos. Se empezaba a hundir en la tierra, en el barro que habían formado sus piernas mezcladas con la arena.
El sol ya estaba por encima del horizonte. Llegaba la hora final. La noche le había arropado con su manto frío, en un intento desesperado de conservarle. La noche, esa última amante que le había demostrado su amor, cuando ya era demasiado tarde.
Los recuerdos empezaban a resultarle borrosos. Dentro de su cabeza se había formado un océano en el que navegaban sin rumbo las últimas palabras de odio, el gesto de desprecio y la amenaza del abandono. Y en medio de la tempestad, comandando un barco fantasma, ella. Se sintió sumergir en un torbellino de agonía y burla. Hacía demasiado calor. Yo también te odio, pensó.
Bajo los rayos del sol de la mañana, el golpe de una roca contra el suelo rompió el silencio en el parque.