lunes, 29 de septiembre de 2008

Falta de sueño (se nota)

Ay, ay, que ya me ha tocado hacer el primer examen, y eso no es lo peor, lo peor es lo que me está acechando aquí, pegadito al ordenador, en la estantería, esas hermosas cinco carpetas con casi 130 exámenes esperando impacientes a ser corregidos. Pero es que si me pongo ahora con el sueño que tengo.... o me sacan todos unas notazas que te cagas o suspenden la mayoría. Y por si fuera poco, al otro lado tengo al otro invitado especial, ese libro nuevo de naturales que me dice que le lea, que tengo que preparar las clases, esos esquemillas para que copien mis alumnos, esos dibujos que me salen tan mal para explicar las fases de la luna y los eclipses... pero digo yo, si seguro que estos niños manejan muy bien el intennés y la güiquipedia y el rincón del vago... pues que lo busquen ahí, hombre, que una ya no está para muchos trotes... Ay, es que tengo una falta muy grande de sueño, y eso se nota en la parrafada sin demasiado sentido que acabo de soltar. Pido perdón. Y pido un colchón en el colegio, para después de comer echarme una siesta. Buenas noches, hasta mañana, Gemita y su pijama nos vamos a la camaaaaa (hasta que uno de los nenes se despierte, angelitos...).

lunes, 22 de septiembre de 2008

Equinoccio

Otoño. Puede verse como la estación en la que la Naturaleza empieza a languidecer, las hojas de los árboles se tornan marrones y caen formando un manto que cubre las calles y el campo, los días se vuelven grises, cortos, las noches largas...
También es esa estación de los buenos propósitos (me voy a apuntar a un cursillo de....), de empezar esas colecciones que invaden los kioskos y que nunca haríamos si no fuera porque nos hemos propuesto para empezar bien el curso llenar la casa de abanicos, piezas para construir un triceratops, los rosarios del Papa, las máquinas de vapor para la casita de muñecas de estilo victoriano, llena de soldaditos de plomo... ¿De verdad necesitamos tantas cosas? ¿Y esas colecciones que apenas ocupaban sitio, esas de los cromos? ¿A que a nadie se le ocurre ir al kiosko y pedir un sobre de cromos de Pokemon, por ejemplo? (Bueno, ejem, aquí dejo unos puntos suspensivos y no comentaré nada.... je je...).
Pero lo cierto es que es una estación de una gran belleza. Los colores que tienen los atardeceres de otoño son mágicos, imposibles, como los colores del bosque. Empiezan a encenderse las chimeneas y en los pueblos huele a leña en el hogar. A la hora del crepúsculo, cuando los días se van volviendo fríos, apetece calentarse y acurrucarse con una manta en un sofá, tranquilamente, con la compañía de una taza de café o de chocolate caliente. Y las noches de otoño, igual que las de invierno, tienen la ventaja de que al ser tan largas nos regalan más tiempo para poder contemplar las estrellas. Una suerte.
Apenas lleva cinco horas con nosotros. Disfrutemos de los tres meses que nos quedan por delante.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Hoy ha llovido

Hoy ha llovido. Ha sido la despedida de un verano seco que ya tiene las maletas preparadas y está listo para embarcarse en su viaje al Sur, hasta que vuelva el próximo año. Mañana el verano se habrá ido y a las seis menos cuarto de la tarde, un par de horas antes de la puesta de Sol, entra el otoño.
Doce horas de luz y doce horas de oscuridad, eso es lo que sucede en los Equinoccios. A partir de mañana, notaremos mucho más el acortamiento de los días, y dentro de tres meses estaremos encenciendo lucecitas para que vuelva el Reinado de la Luz (aunque algunos centros comerciales se empeñen en encenderlas mes y medio antes del Solsticio), y de nuevo se alargarán los días, al principio despacio, sin prisa, y llegada la primavera con más ganas.
Mañana es un buen día para tomar referencias de orientación en el sitio en el que vivimos. El Sol saldrá justo por el punto cardinal Este y se pondrá justo por el punto cardinal Oeste. Claro, que si tenemos montañas altas, hay que prolongar imaginariamente la trayectoria que ha seguido el Sol hasta que la cruzamos con el horizonte, donde estará el punto cardinal.
Supuestamente en otoño llueve. Hoy ha llovido. Me gusta la lluvia. Me hace sentir bien. Cuando era pequeña, la lluvia significaba estar en casa. Estar en casa a menudo significaba estar en mi habitación. Y a su vez, eso significaba estar en mi pequeño mundo, donde podía leer tranquila, escuchar música, escribir, simplemente estar tumbada dejándome llevar por la imaginación. La lluvia es bonita. Hace brillar las calles de la ciudad, regala música a las ventanas y a los árboles. La lluvia da color al cielo y al aire. Hace salir el arco iris. Llena el aire de perfume, cuida la tierra, calma la sed de los ríos.
Ojalá este otoño podamos disfrutar de días de lluvia como los que disfrutaba de pequeña, y de no tan pequeña. Qué mejores compañeros en un día de lluvia que un chubasquero y unas botas de goretex, y un camino en el que la lluvia no moleste sino que acompañe. Los días de lluvia me gusta imaginar que vivo en un pueblo de la Sierra y que puedo salir a recibir a la lluvia con un paseo por el campo, aunque en realidad salga a mi pequeño trocito de bosque urbano, donde también la lluvia suena diferente que en el resto de la ciudad.
¡Feliz entrada de Otoño!

sábado, 20 de septiembre de 2008

El hombre de hielo

Dirigió sus ojos hacia el este, donde el horizonte empezaba a adquirir un bello tono dorado. Sonrió tristemente al contemplar el que sería su último amanecer. Tal vez le quedara sólo una hora, tal vez menos. Pronto saldría el sol, y llegarían hasta él los rayos mortales, clavándose en su cuerpo como dagas envenenadas.
Descubrir la traición le había dejado helado. Y ahora sentía cómo su cabeza, sus miembros, todo su cuerpo empezaba a derretirse. Unos grados más, unos minutos más y todo habría terminado.
Ni siquiera le dolía pensar cómo había llegado a esa situación. Los hombres helados solo tienen un corazón de roca, y la roca no puede sentir el dolor.
El agua empezaba a escapar en forma de gotas que resbalaban por su rostro. Sus dedos se habían transformado en pequeños ríos que conducían hasta el suelo todo lo que habían sido sus brazos. Se empezaba a hundir en la tierra, en el barro que habían formado sus piernas mezcladas con la arena.
El sol ya estaba por encima del horizonte. Llegaba la hora final. La noche le había arropado con su manto frío, en un intento desesperado de conservarle. La noche, esa última amante que le había demostrado su amor, cuando ya era demasiado tarde.
Los recuerdos empezaban a resultarle borrosos. Dentro de su cabeza se había formado un océano en el que navegaban sin rumbo las últimas palabras de odio, el gesto de desprecio y la amenaza del abandono. Y en medio de la tempestad, comandando un barco fantasma, ella. Se sintió sumergir en un torbellino de agonía y burla. Hacía demasiado calor. Yo también te odio, pensó.
Bajo los rayos del sol de la mañana, el golpe de una roca contra el suelo rompió el silencio en el parque.

viernes, 19 de septiembre de 2008

¿Qué va más rápido, la luz o la vista?

- Venga, vamos a escribir en la pizarra el resumen del Sistema Solar. Copiamos en el cuaderno: se formó hace 5000 millones de años a partir de una nebulosa de polvo y gas. Bien, si en lugar de 5000 millones hubiera puesto 20000 millones de años, ¿qué habríais dicho vosotros?
Titubeos.
- Eh, pues que no son esos, que son 5000.
- Ya, pero digo que si en lugar de haber puesto desde el principio 5000 hubiera puesto 20000 millones de años...
Los mismos titubeos.
- Pues que no es eso, que son 5000.
Después de repetir la misma pregunta unas cuatro veces, cada vez sintiéndome más inútil para hacerles comprender nada, por fin, alguien ve la luz.
- Pues que no puede ser, porque el Universo se formó hace 15ooo millones de años.
- Muy bien, a eso me refería, que no puede haber un tiempo que sea mayor que el tiempo de vida del Universo, ¿lo entendéis? Es igual que si digo que un vehículo se mueve a 400000 km por segundo, ¿Qué diríais?
- ¡Yo, yo! ¡Que un coche no puede correr tanto!
Ahora la que titubea soy yo.
-¡Yo, yo, profesora! Que no puede ser porque iría más rápido que la luz y eso es imposible.
- Por fin, eso es, veo que lo vais pillando. Nada puede moverse más rápido que la luz porque la luz tiene la mayor velocidad de la Naturaleza.
- Pero, señorita Gema, yo creo que sí puede haber algo más rápido que la luz, porque cuando yo miro al cielo y veo Marte, y cierro los ojos, cuando los vuelvo a abrir lo miro otra vez y ya veo la luz, eso es porque mi vista va más rápido que la luz.
Me cuesta reaccionar algún segundo, pero lo consigo.
- Entonces, según lo que acabas de decir, ¿crees que Marte está esperando a que tú cierres los ojos para dejar de reflejar la luz del Sol? ¿Y que cuando los vuelves a abrir es cuando la refleja otra vez? Vamos, yo estoy segura de que ahora mismo cierro los ojos y vosotros no desaparecéis ni os volvéis invisibles.
Los alumnos se ríen. Y ante mi asombro, el alumno que jugaba al cucú tras con Marte cierra los ojos, los vuelve a abrir, y dice:
- Es verdad, no desaparecemos.

martes, 16 de septiembre de 2008

Pobre Galileo

El otro día les estaba contando a un grupo de alumnos de 1º las diferencias entre las teorías geocéntrica y heliocéntrica y como preguntan mucho y están ávidos de respuestas me solté con mi discurso acerca de lo importante que es dejar que la ciencia, perdón, la Ciencia, avance, y lo peligroso que es tratar de impedirlo por miedo a lo que se nos pueda descubrir, y bla bla bla. En esto, entramos en el tema de la teoría heliocéntrica, lo mal que le fue a Copérnico por ello y que hubo otro valiente que se atrevió a defenderla.
- Chicos, ¿sabéis qué astrónomo defendió la teoría de Copérnico?
Después de algunas vacilaciones...
- Podéis consultar el libro si no lo sabéis...
Suspiros de alivio por toda la clase.
- ¡Señorita, yo lo sé! Fue Galileo.
- Muy bien, y ¿sabéis qué le pasó por ello? ¿A dónde le llevaron? Fijaos que en aquella época, hace cuatro siglos, se pensaban que estaba medio loco...
Y un alumno avispado cree que tiene la respuesta y levanta la mano.
- Le llevaron al psicólogo.
Je, je, je, la verdad es que me hizo gracia, pero ahora que lo pienso, puede haber varias interpretaciones aquí:
1. el niño se piensa que cuando alguien piensa que otra persona está un pelín mal de la azotea lo lleva al psicólogo aunque sea contra su voluntad.
2. el niño también pensaba que Galileo estaba locatis, no sé si tomarlo como ofensa personal...
3. el niño compara a los psicólogos con la Inquisición, lo cual además de ser ciertamente inquietante, hace que cuando me cruzo con sus colegas (de los psicólogos, no de los inquisidores) me de un poco de yuyu.
4. ¿alguna sugerencia?

El día de la cuenta atrás...

El 10 del 9 del 8, ese fue el día de la cuenta atrás. El día que empezamos las clases, el día que marca nuestra cuenta atrás para el 30 de junio, que queda muy lejos. Este curso no tenemos casi puentes, de eso ha habido largas conversaciones en la sala de profes y en el comedor. Y es que quejarse es gratis. Lo que casi ninguno se da cuenta es que tenemos más vacaciones de navidad que otros años, y que nos han dado algunos viernes y lunes festivos, aunque no se pueden considerar acueductos, sí son pequeños puentes.

Ahora ya después de las juntas de evaluación de septiembre que parece que estamos en Lourdes por los milagros que allí se producen, empieza el curso, yo con los de 1º de la eso. Los del año pasado eran directamente predelincuentes, lo que me hace ver a los que han entrado este año como unos dulces corderitos. Vale, aún no llevamos ni una semana de clase, ya veremos cómo lo cuento dentro de dos meses. Lo que es cierto es que de momento me he sentido muy a gusto dándoles clase, aunque haya que explicárselo todo, del tipo: sí, hay que poner la fecha cada día, claro que tienes que copiar el enunciado del ejercicio, se estudia lo del cuaderno y cuando yo lo diga lo del libro también, no, no se puede usar el color rojo porque lo uso para corregir, puedes escribir en verde o en morado si te apetece, si no lo emborronas todo también puedes usar tippex, pero en el examen no. Ah, qué profesión tan gratificante...