viernes, 25 de diciembre de 2009

El jamón

Hoy nos hemos juntado la familia en casa de mis padres. Aunque estoy metida de lleno en las funciones, matrices, aplicaciones, etc... y mi rutina cambia muy poco durante las "vacaciones", he de decir que ha sido bastante agradable. Fruto de ello ha surgido una pequeña reflexión que quiero compartir contigo. En realidad no es una reflexión enteramente mía, pero esa semillita que fue a para a mi cabeza hace una semana ha ido creciendo y tomando forma. Y ahora ya la puedo considerar como mía.
Mi hermano ha traído a casa un jamón. No lo hemos abierto, pero conociendo a mis padres creo que no voy a tardar demasiado en catarlo. Mi madre, que para eso es muy madraza y no deja de querer lo mejor para sus hijos, ha hecho el típico comentario de hijo no tenías que haberte molestado, prefiero que te lo quedes tú. Claro, cuando con toda tu ilusión le llevas un regalo a tus padres, ese tipo de respuestas no sientan muy bien. Yo veía el jamón de forma distinta. Y así se lo he explicado a mi madre.
Ese jamón es mucho más que una pata de cerdo curada. Y lo mismo sucede con todos los regalos que se intercambian estas fechas. Incluso con las llamadas de teléfono, los mensajes... Si ese jamón estaba ahí, era porque había alguien que lo había llevado y había alguien para poder recibirlo. Lo bueno es que el jamón esté ahí, porque significa que tanto el portador como el receptor están. Si hubiera faltado uno de ellos, ese jamón no habría tenido ningún sentido y no habría hecho el viaje.
Cuando recibas un regalo, cuando recibas una llamada o un mensaje, piensa en esto: el que te ha hecho el regalo o te ha llamado o te ha mandado un mensaje, todavía está aquí. Y sobre todo, tú estás aquí para recibirlo. Tomando prestada esa idea que aterrizó en esa nube que llevo sobre los hombros, cada Navidad es distinta, no sabemos cuántos de nosotros estaremos en las próximas, así que no perdamos el tiempo con cosas que no sean disfrutar de la compañía de los demás y hacer a los demás disfrutar de la nuestra.
Y si has sido afortunado y te ha tocado un jamón.... ¡disfrútalo!

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